Cuando la tv y la política se llevan demasiado bien...
Hace una semana, nos estábamos enterando quiénes serían los tres candidatos (o en realidad dos) que se disputarán la presidencia en Octubre, tras una campaña interna muy pobre a nivel televisivo. Sólo hubo una hora de periodismo político por semana en cada canal, los tres con un corte demasiado clásico, y la carencia de otra alternativa se hizo sentir.
En la campaña cara a la instancia interna, los tres canales privados sólo dedicaron una hora semanal al periodismo político: El clásico de los miércoles entre
Código País y
Dicho y Hecho, y una nueva propuesta de Monte Carlo... los domingos a la mañana!!! Y sí, nos tapó el agua... No quiero caer demasiado en obviedades pero sinceramente me da mucha pena que buenos periodistas como Fernando Vilar y Daniel Castro (que el año pasado anticipó el ciclo en una nota para nosotros) tengan que resignarse a salir al aire los domingos a la mañana con la única puesta periodística del canal en el año, siendo un año electoral, y más aún cuando es el canal con menos propuestas nacionales de nuestra televisión. Lo de Monte Carlo realmente patético, y si nos dirigimos al contenido de cada ciclo podemos encontrar alguna diferencia (casi mínima) entre cada uno:
Código País y
Dicho y Hecho son básicamente el mismo programa con diferencias cuantitativas (el primero supera ampliamente al de Saeta ESTE AÑO) pero la temática es la misma y abordada desde el mismo ángulo, siempre. En el caso de
Uruguay Decide (el del 4), es un ciclo exclusivamente dedicado a las elecciones, dejando a un segundo plano todo lo que pueda ser de interés al márgen de las instancias electorales, y si bien es un producto prolijo, no presenta ninguna novedad.
Los tres programas se caracterizan por ser "políticamente correctos", buscan hacer sentir cómodos a los políticos invitados, y los informes que podrían llegar a ser de protesta, se limitan a quedarse en una insulsa "investigación periodística" y nada más. Los tres forman parte de la vieja escuela periodística, con periodistas de raza que llevan adelante ciclos que navegan en una monotonía sin ningún tinte innovador. Es ese el periodismo que los políticos quieren ver, ese periodismo funcional que no amenaza, y colabora para que ellos tengan un espacio donde ir y hacer campaña en un medio masivo sin interrupciones fuertes ni obstáculos graves.
¿Estos programas están mal? No. Los programas periodísticos serios y clásicos son imprescindibles en cualquier televisión del mundo, y el problema de nuestra tv no son los programas periodísticos que están al aire, sino los que no están. Lo triste de la primera parte de la campaña electoral 2009 fue la ausencia absoluta de un periodismo transgresor. Esa ausencia se venía sintiendo desde el año pasado, pero con las elecciones se potencia mucho más. Nacho Álvarez manifestó en la entrega de
Premios Iris (ver), que los canales no querían que Zona Urbana esté al aire, y es evidente que lo que ninguno quiere no es específicamente el programa que conducía Álvarez, sino que se busca evitar el género de periodismo transgresor a nivel general.
En las internas eso se sintió, y no me sorprendería que la poca participación que tuvieron los uruguayos en esa jornada electoral, (entre otros factores) también sea producto de que los medios no hayan invitado a la población a formar parte de ese acontecimiento de participación voluntaria.
Zona Urbana previo a las elecciones de Junio del 2004, bajaban línea contra los candidatos y llevaba a cabo informes y clips sumamente atractivos relacionados al tema, que hacían que el ciudadano uruguayo fuera formando una opinión y que el público masivo se vinculara más con lo que serían las elecciones. La televisión era más transgresora a nivel general, y más atractiva también desde lo político, y en aquellas elecciones habiendo competencia interna real en un sólo partido, se alcanzó una participación mucho mayor a la de este año.
Actualmente, en la televisión abierta privada no hay un sólo programa que se anime realmente a poner nervioso a algún candidato, ni en un mano a mano, ni en informes, y mucho menos en editoriales, que lo único que se ha escuchado es a Alfonso Lessa, con su siempre acertada visión analítica del sistema político nacional, pero que no alcanza si uno quiere escuchar realmente una crítica dura contra alguna propuesta electoral. Para que tengamos una idea de lo blandito que está el periodismo, nos podemos remitir al día siguiente a las internas, cuando Lessa señaló el fracaso del congreso del Frente Amplio al ser tan poco representativo de su electorado; y ese análisis fue definido por Aldo Silva como "lapidario". Hay algo que no está funcionando... La editorial del gerente periodístico del canal podía ser dura en comparación a lo que se viene escuchando y dentro de los parámetros que acostumbran Lessa y sus análisis objetivos, pero si es lo más fuerte que se escuchó sobre las internas, evidentemente hay una falta importante.
También hay otros programas que podrían cumplir la función de abordar lo político desde lo editorial con un esquema más desestructurado como
Bendita Tv y
Telemental. El primero se quedó en la pavada, no se la juega, y cometieron la torpeza de permitir que una de las caras visibles del programa manifieste al aire su fanatismo político por uno de los candidatos, lo que no quiere decir que el programa tenga la misma ideología política, es más, yo no creo que la producción comparta el fanatismo de la conductora, pero después que ella dice semejante cosa en forma pública y en su mismo programa, ya ninguna crítica que venga del programa podrá ser tomada en serio por e público en general. Tampoco puedo dejar de recordar que Piñeyrúa habló antes de comenzar el ciclo 2009 que había mucho archivo político para explotar, pero hasta el momento fue muy poco lo que se vio. En el caso de
Telemental, debo reconocer que yo les tenía fe, pero me decepcionó, tuvieron la oportunidad de ir a jugársela con notas más punzantes pero se quedaron filmando los mensajes que la gente deja mientras hace sus necesidades en baños públicos, o preguntándole a los empleados de algún videoclub con cuanta frecuencia se alquilan películas condicionadas; y con la ida de Cotelo en la conducción, lo editorial desde el piso se redujo a sus escuetas columnas.
El único oasis de la televisión uruguaya se llama
En la Mira, pero lamentablemente en la tv paga. Allí Gabriel Pereyra demuestra que tiene condiciones como conductor, y lleva adelante un ciclo que perfectamente podría estar es televisión abierta más allá de su humlide estreuctura. En esa emisión semanal, Pereyra no tiene ningún problema en increpar a los candidatos, e incluso debatir con ellos al aire, someterlos a diferentes actividades que puedan comprometerlos ideológicamente, o poner al aire informes que demuestren contradicciones tales como la promesa del presidente en despedir a los ministros que participen en la campaña, y mostrar con lujo de detalles muy gráficamente quienes lo hicieron. El programa es totalmente recomendable, pero marginado al reducido público que se pueda acordar de sintonizar VTV los jueves a la noche.
Todavía queda la parte más importante de la campaña política 2009, y seguramente la carencia de ese periodismo en tv se va a sentir mucho más. Desde este lugar, por el bien de los votantes me gustaría que la televisión en este segundo semestre le diera espacio a los periodistas que saben ejercer el otro estilo, y si ya es muy tarde para eso, les pido a los programas políticos, que los tres son muy buenos al igual que todos los periodistas que los integran, que se salgan un poquito del molde e intenten ocupar ese lugar que está faltando y que es tan necesario en este momento.