Victoria femenina, victoria argentina, y Victoria Rodríguez.
Anoche el Kodak Theatre de Los Ángeles se volvió a vestir de gala para dar lugar a la 82º entrega de la
Premios Oscar; una que traía con ellas varias particularidades: Se duplicó el número de películas nominadas a mejor película, una película comercial e híper taquillera volvía a pelear el Oscar después de muchos años que no ocurría, ex marido y mujer se enfrentaban en mejor dirección, por primera vez una mujer tenía grandes posibilidades de volver a su casa con el Oscar a mejor dirección bajo el brazo, una película argentina competía en mejor film de lengua extranjera, Meryl Streep y Sandra Bullock se enfrentaban en mejor actriz principal, y los maestros de ceremonia eran nada menos que los geniales Steve Martin y Alec Balwin… Este conjunto de ingredientes prometía un menú que no iba a pasar desapercibido por los amantes del séptimo arte que tuvieron una noche para deleitarse, y que sin dudas quedará en el recuerdo de la gran industria.
Al igual que todos los años, los organizadores prometieron una gala sin precedentes en cuanto a su dinámica, con un ritmo más ágil, una ceremonia más corta, y reduciendo al límite lo tedioso y denso. Al menos ésta vez, fallaron. Estoy convencido que no soy el único al que le dio la sensación que se confiaron demasiado en lo atractivo de las películas nominadas y de los conductores, que no hubo mucha prioridad en ofrecer mucho más que eso. Sentí en lo particular, que esta ceremonia estuvo muy lejos de la anterior, donde se generaron situaciones verdaderamente graciosas, hubo un timming mucho más dinámico, clips fantásticos, una puesta en escena mucho más llamativa, una forma conmovedora e innovadora de entregar los premios a actuación y dirección (ganadores de otros años relataban un breve parlamento para cada uno de los nominados), y un musical impecable con Hugh Jackman a la cabeza. Este año todo ese despliegue brilló por su ausencia y por momentos la transmisión fue excesivamente lenta, y los “cambios” que hicieron no ayudaron mucho; por ejemplo, se suprimió la interpretación de las canciones nominadas, y sin embargo le agregaron un aburridísimo acto para representar a cada una de las bandas sonoras nominadas, instancia que fue sencillamente interminable. Los maestros de ceremonia estuvieron a la altura de la circunstancias, pero nadie logra alcanzar al maravilloso Billy Cristal, que llevó adelante una de las galas mejores presentadas como fue la del 2004. El que sí dio la nota fue Ben Stiller, que manteniendo la línea de los años anteriores (cuando apareció disfrazado del ‘hombre croma’ en el 2008, o parodió la entrevista de Joaquin Phoenix en el 2009) esta vez hizo una desopilante intervención caracterizado completamente como
Avatar para presentar el premio a mejor maquillaje.
La gran ganadora de la noche fue
Vivir al Límite, que se hizo con seis de los nueve premios a los que aspiraba, triunfando en las categorías más importantes como son Mejor Película, y Mejor Dirección, mientras que las esperanzas de
Avatar se hundía cual el
Titanic dirigido por el mismo Cameron catorce años atrás. A decir verdad, me dio mucha pena, el universo de los pitufos desarrollados que proponía Cameron era a mi intrascendente criterio la que merecía ganar, no me parece acertado que en los últimos años el Oscar venga rezando para que aparezca un film taquillero para nominar y poder así atraer televidentes y frenar la caída sin precedentes que venía teniendo la ceremonia en términos de rating, para que cuando aparezca un film así, lo humillen de esa manera… Con el de dirección para Bigelow alcanzaba,
Avatar es una película que va a quedar en la historia y merecía coronar ese reconocimiento con un galardón de la Academia, que ya viene premiando en las últimas entregas a largometrajes de perfil bajo, no había ninguna deuda pendiente en ese sentido, por lo que tenía mucho más sentido que triunfara la superproducción del ahora conocido como el ex de la que agnó el Oscar. Quedé bastante indignado en los rubros película y dirección, así como con la exageración en premios que recibió
Vivir al Límite, la cual no merecía ganarle el guión a Tarantino, que se volvió a la casa con las manos vacías injustamente...
Por otro lado, mi irritación por el fracaso de
Avatar y triunfo desorbitado de
The Hurt Locker, se vio absolutamente compensada y con creces cuando de la boca de Almodóvar salieron las palabras
‘El Secreto de sus Ojos’ (ver video). Debo decir que salté del sillón en el que miraba distendido la gala para expresar un grito de euforia y alegría que no hacía desde que Drexler ganó el suyo, y ésta vez más, porque el film de Campanella lo merecía realmente... Fue sin dudas la gran sorpresa de la noche, ya que todos daban ganadora a la alemana
La Cinta Blanca, y fue para Latinoamérica el momento más reconfortante en los últimos años en lo referido al séptimo arte. Fue una lástima lo nervioso que se puso Campanella en el discurso, que por más que sea comprensible, se supone que el tipo tiene experiencia ante se tipo de situaciones, y no sólo no se le entendió nada de lo que dijo sino que repitió el chiste que dijeron los responsables de
Las Invasiones Bárbaras en el 2004, quienes agradecieron a la Academia por no nominar
El Señor de los Anillos en esa categoría, lo mismo hizo Campanella con
Avatar pero a esa altura ya no tenía sentido porque
Avatar ya ganaba menos que el propio
El Secreto de Sus Ojos… De todas formas, lo peor de todo fue que Francella no dijo el esperado ‘A comerlaaaaa…’, es cierto que después lo repitió en cuanta entrevista realizó, pero ya no es lo mismo Guille... No quiero cerrar este párrafo sin ofrecer mis más humildes y profundas felicitaciones a todo el equipo que hizo posible
El Secreto de sus Ojos, que es una producción verdaderamente fascinante, al igual que lo hice cuando se conoció la nominación, es verdaderamente un gran orgullo para este rincón del planeta…
Quizás no en la misma magnitud, pero también quiero felicitar a Vic y a Christian Font por su desempeño en la conducción de la transmisión de los Oscar para Uruguay. Hubo alguna metidita de pata (confundirse
Scream con su parodia
Scary Movie, no acordarse el nombre de Antonio Banderas, cambiarle la trama a
Up –Vic te la recomendamos porque es excelente película-, o mencionar la palabra tabú ‘discapacitada’ lo que desde mi punto de vista es discutible porque me resulta mucho más discriminatorio hablar de ‘capacidades diferentes’ aunque da para una discusión que poco tiene que ver con el tema), todos fueron furcios perdonables y dignos de una transmisión en vivo con más de tres horas de duración. Es cierto también que algunas intervenciones cuando se quiere escuchar la ceremonia original resultan abrumadoramente nocivas, pero todas ellas siguen siendo mucho más sutiles que en los insufribles tiempos en los que las acotaciones venían por parte de Arthur Martin y su compañero de turno cuando la ceremonia se veía por Canal 4 (aunque debo reconocer que extraño la bizarrísima alfombra roja a cargo de Sara Perrone)… Lo que le agregaría a la transmisión de La Tele (aunque sé que la política es que las estrellas de la noche sean las de allá…) sería un set para que Vic y Font puedan hacer una previa (y que no terminen comenzando tan tarde…) para comentar los nominados, mostrar algún tráiler, y también tener alguna comunicación con algún enviado por allá; de esta forma se aprovecharían a los dos conductores que son dos figuras convocantes de nuestra tv local y aparte en los cortes de la ceremonia, se podría volver al estudio de acá por momentos para hacer acotaciones que de la otra forma sólo pueden hacer hablando por encima de la gala oficial… Reitero mis felicitaciones destacando que no se pisaron nunca (al menos que yo me haya dado cuenta, y aseguro que estuve pendiente de eso), lo que es bastante difícil en conducciones de este estilo; además superaron la entrega del año pasado, y es por eso que insistiría es que se aproveche más a esta dupla conductora para una próxima gala de los Oscar. Eso sí, faltó emoción cuando ganaron los vecinos…
Cerramos este megapost sobre los Oscar que teníamos que hacer innevitablemente (sobre todo cuando no hablamos mucho sobre la premiación en los días previos). Y antes de poner el punto final al informe, queríamos brindar nuestras felicitaciones también a los
Jonas Brothers que ganaron como peores actores en los Premios Frambuesa...