ADICCIONES: UNA FICCIÓN QUE PEGA BIEN

Se estrenó la narcótica producción nacional de Teledoce.


En Uruguay estamos acostumbrados a tener que esperar con mucha paciencia cada nuevo programa de televisión desde que nos enteramos que se llevará a cabo hasta que finalmente se consuma el estreno. Ese tramo de tiempo a veces llega a acaparar un porcentaje desorbitado del calendario, que incluso puede ser de más de un año como ocurrió en su momento con Esta Boca es Mía, Telemental, o Voces Anónimas. Esa costumbre de demorar y demorar la salida al aire de nuevos ciclos televisivos se contrapone a la industria a televisiva argentina, que sorprende con programas nuevos cada veinte minutos. Acá ocurre lo contrario, y los especialistas en estirar los períodos de “expectativa” suelen ser los de Teledoce, en donde un proyecto puede aguardar en el freezer tiempos inimaginables. El emblema de este hábito es sin lugar a dudas Adicciones, la ficción nacional que estrenó esta semana y aguardaba desde el 2007 un hueco en la saturada grilla de La Tele.

La serie ­­–como ya venimos sabiendo desde hace años– consta de historias que tienen como eje la conducta patológica de alguna clase de adicción que sufre el protagonista del capítulo en cuestión. Cada episodio es independiente del siguiente y puede ir desde la cocaína hasta internet pasando por la religión o el trabajo. En su primera entrega, Adicciones alcanzó 7,6 puntos de rating según IBOPE ganándole a la competencia pero sin superar ampliamente la marca que alcanzaba Cámara Testigo en ese horario.

Hay mucho para decir sobre este nuevo emprendimiento uruguayo, pero todo se podría traducir a una llana congratulación. Nunca el latiguillo “no parece uruguayo” fue mejor aplicado, porque Adicciones escapa a todos los inconvenientes que hemos visto hasta el hartazgo en producciones nacionales. Una buena idea se plasmó exitosamente en la pantalla a través de un guión efectivo, actuaciones convincentes, excelente dirección, y gran fotografía, que se convirtieron en apenas algunos de los ingredientes que hicieron que Adicciones cayera en varios conceptos que parecían tabú para ficciones autóctonas. Tuve la oportunidad de ver los dos primeros capítulos en la pantalla grande, y debo decir que salí extasiado de la sala cual si hubiese visto un film de Scorsese.

Nada es objetable en una producción tan bien lograda. Lo que se le puede criticar a Adicciones no es mucho más de lo que uno podría reprocharle a House, Nip/Tuck, The Mentalist, u otra superproducción norteamericana. La lupa mediante la que se puedan señalar desperfectos es subjetiva y remite a gustos o preferencias particulares. En lo personal creo justamente que el hecho de que el programa parezca pensado más para cine que para televisión, le puede llegar a jugar en contra, no en la calidad, pero sí en lo “comerciable” del producto. Es sumamente loable que sea tan claro que la calidad del programa haya sido la principal motivación del ciclo, incluso no me caben dudas que si en el exterior se fijaron en este formato, fue por eso. Sin embargo, Adicciones me gustó tanto que me daría pena que pase por la pantalla simplemente como un programa de culto bien realizado. Me niego a la idea de que Adicciones sea un éxito sólo en cuando a calidad y no en audiencia. Por eso considero que la serie tendría que cuidar la utilización reiterada de recursos narrativos cinematográficos, y que sea más “televisiva”, con un grado menor de complejidad en el relato. Al cine lo que es del cine, y a la televisión lo que es de la televisión. Aclaro por las dudas que en lo personal me fascinó tal cual está, tanto me gustó, que me encantaría que se convirtiera en un éxito en las mediciones, y para eso habría que hacer más dinámica la trama, para evitar que el televidente condene con un zapping automático al no comprender cómo viene la historia o agarrarla empezada.

Adicciones es una gran joya de la televisión uruguaya, que ansío marque un antes y después en la producción local. Ojalá el cuidado que tiene esta producción deje un precedente para las próximas. Mis mayores felicitaciones a la mejor ficción uruguaya de todos los tiempos, y también a la mejor que tiene hoy la televisión nacional, incluyendo por supuesto las argentinas.